Si algo hay que destacar de esta ciudad intensa de la tierra media, no es su paz y silencio, pues a toda hora hay bocinas, sirenas, alarmas, pitos, timbres sonando para agradar a cualquier oyente interesado. Si lo unimos a los ruidos del tráfico vehicular, frenazos, ronceadas, aceleradas, choques, gritos en todos los tonos, con todos los gestos posibles... A los ruidos de las construcciones y obras que rodean esta humilde demora, aplanadoras, retroexcavadoras, grúas, taladros de suelo, martillazos junto a la ventana de 8 am a 6 pm... Cada uno puede escoger los ruidos que más lo enervan y considerar al resto como un detalle y un descanso antes que empiece el más temido. Si a eso le unimos los aviones despegando periódicamente en los diferentes horarios, en la pista a 2 cuadras de esa misma ventana, como aparece en la foto (que es la vista desde este computador)... digamos que dan ganas de aportar a la contaminación acústica ambiental con denuestos e insultos a todos esos ruidosos vecinos y conciudadanos, pasando uno mismo a confundirse entre ellos. ¡Paz a los hombres de buena voluntad!
1 comentario:
Mientras escribo esto oigo el incesante ruido del motor de un camión tolva y una maquina excavadora que trabajan a 5 metros de mi oficina para construir el nuevo edificio de teología de la UC.
Pero al menos ya no está el taladro gigante que perforaba el suelo con un pandemonio digno del día del juicio y que hacia temblar mi escritorio como si estuviera poseído.
Un abrazo desde el segundo piso de la Pastoral UC en San Joaquin.
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