Noches cansadas y sin sueño, calor o frío, angustia, sin compañía o escapando de ella, el tiempo se va... hacia dónde? Sentimientos nocturnos, pasajeros, asfixiantes, gastados... es posible renovarse, comenzar de nuevo, vivir más plenamente?
De noche vamos haciéndonos estas y otras preguntas, mirando hacia lo alto, al infinito, lanzándolas a las estrellas, quizá vendrá una respuesta. Esperamos que la noche nos traiga descanso y tal vez una puerta que nos permita ir más allá.
La noche de la humanidad no es definitiva, pronto amanecerá, las apariencias que la luna no logra desvelar serán iluminadas por el sol. La luz vence y nos permite nuevas claridades, convicciones, un nuevo tiempo como el que comenzó en Belén, como el que comienza en la noche en que permitimos al recién nacido hacerse parte de nuestra vida, que se haga notar, que sea Dios con nosotros y que renueve la vieja noche de la humanidad cansada, haciendo nuevas todas la cosas... ¡Feliz Año Nuevo!