Elevamos ofrendas más allá de las cumbres que el propio hombre puede alcanzar, subimos hasta las márgenes de la creación, hasta donde la realidad se nubla porque no podemos ver ni tocar más allá, hasta verdades que se creen sin comprobarlas, que no pueden ser arrebatadas sino sólo recibidas como regalo. Ascendemos por frágiles puentes que pertenecen a esta orilla, pero que nos proyectan hacia la otra. Pan y vino pueden ser ese umbral hacia lo invisible, esa delgada línea que pasamos hacia lo intangible. Ofrecer y recibir, experimentar el encuentro en una comunión que Cristo nos permite porque es hombre y Dios, porque nos hace parte suya en su Cuerpo y su Sangre.
Pan para el camino, Lembas, Eucaristía...
2 comentarios:
Realmente se pasó el lugar y las fotos. Pero más que eso, son alegres los recuerdos de edades anteriores que me trae el nuevo lema de los pioneros. Mándales mis felicitaciones y oración para que lo vivan a fondo, con la entrega que se merece. Y para ti, un gigantesco abrazo desde esta ciudad dominada por una nube gris que no nos deja ver el sol.
Hermosas palabras para describir lo inexplicable. Es imposible que alguien que no tiene fe acepte que se trata de una Verdad que experimentalmente no se puede comprobar. Este un regalo divino que se sustenta en el cuerpo y en la sangre de Cristo, el alimento que nos hace sobrevivir en un mundo que según Jesús no es el nuestro.
Saludos
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